Hace unos días asistí a una reunión de amigos donde el
principal tema de conversación era nuestro futuro. En nuestros planes se notaba
la desesperanza en el país, la cabeza y las fuerzas perdidas en un Plan B, la mente negativa frente a una crisis que nos
afecta pero que en el fondo no queremos o nos da miedo enfrentar. Mientras
exponía todas mis quejas a lo que estamos viviendo, un amigo me miraba
fijamente intentando comprender mi respuesta a la crisis que se resumía en una
sola frase: vete del país.
Terminando la reunión este amigo me llamó aparte y me dijo:
-Respeto tu opinión, pero para mí la solución a la crisis del
país es una sola: quedarse y echarle pichón. Irse de aquí no cambiará las
cosas, quizás cambie la crisis de cada quien, pero tener nuestra cabeza metida
en cómo hacer para irnos no ayudará para nada a Venezuela.
-Y, entonces, ¿qué propones tú?- le pregunté.
-Bueno… este fin de semana tendremos una actividad que dura
cuatro días, se llama Humanitas, quizás ahí responda a tu pregunta.
Acepté su invitación y, efectivamente, cambié mi mentalidad.
La primera conferencia de la actividad me hizo comprender un gran problema del
que padecemos los venezolanos: la incoherencia, de cómo nuestra vida personal
influye en nuestra vida pública, de cómo nuestra poca o mucha virtud y lucha
por ser mejor influye, positiva o negativamente, en lo que le dejemos a nuestro
entorno.
También, con las demás conferencias, aprendí más a fondo
temas sobre la crisis de Venezuela que siempre examinaba de manera superficial
porque me daba flojera: la pobreza, la crisis económica, la participación
política, la influencia de los medios de comunicación, el papel de los civiles
en nuestra historia. Y poco a poco, con la ayuda de ponentes de mucho nivel, al
fin conocí a fondo algo sobre nuestra querida Venezuela y entendí que valía la
pena luchar por ella y que hay gente muy valiosa luchando por la misma causa…
Pero, ahora, se preguntarán, ¿todo se quedó ahí?...
Por medio de Humanitas, que me ha dado la oportunidad de
despertar un espíritu emprendedor, optimista, y que me ha permitido plantearme
una serie de soluciones a la crisis actual del país, comparto las siguientes:
Formarnos bien en nuestros estudios, prepararnos para ser un
buen profesional y profundizar el conocimiento de nuestra historia para amar a
Venezuela, luchar por ella y ser parte de la construcción de un mejor país.
No quedarnos sólo con nuestros problemas personales y hacer
nuestros los problemas del país, saliendo de nuestra comodidad y siendo útil
para la sociedad con nuestras acciones y ejemplo coherente, dándonos a los
demás y brindando la opción de un proyecto común.
Hacer que esta actividad llegue a más jóvenes universitarios,
sobre todo aquellos con vocación política, para inspirar la posibilidad de
cambio y la necesidad de una lucha coherente.
Para los jóvenes que quieren incursionar en política y las
personas que ya la ejercen o forman parte de cualquier movimiento político,
darles a entender la necesidad de cambiar el sistema imperante de corrupción e
injusticia para la construcción de una Venezuela democrática y de todos.
Impulsar a Humanitas como un proyecto educativo que se
enfoque en la formación de jóvenes emprendedores capaces de aportar ideas o
soluciones para la construcción de un nuevo país, y desde aquí armar un
proyecto de acción social que difunda los valores y los conocimientos
adquiridos sobre la ciudadanía, la política, etc; a las personas con menores
posibilidades de educación.
Finalmente, queremos proponer a todos los participantes de
Humanitas 2015, realizar una campaña de motivación a través de las redes
sociales que consista en twittear o postear en Facebook frases del conocimiento
que vamos adquiriendo, para darle a conocer a todos los venezolanos nuestro
esfuerzo por adquirir una mejor formación y conocimiento del país.
Abel Bello, Alexander Barrios y Gabriel Capriles
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