El país se está cayendo a
pedazos, esta es la realidad más clara que tenemos actualmente: corrupción,
delincuencia, escasez, hambre y hasta la falta de esperanza son vicios que nos
tocan la puerta todos los días y es muy fácil echarse en una parrilla con un
wiski en la mano a echarle la culpa al gobierno, pero de sobra conocemos que de
esta forma nada lograremos.
Son muchas las soluciones enunciadas que
producirían el tan deseado cambio, pero en todas ellas nosotros no podemos
contribuir en su resolución inmediata, y esta frustración así como la espera
impaciente -de que aquellos que deben ser los capitanes de estas soluciones,
asuman su responsabilidad-, se funden con el deseo que arde en nuestro corazón de
ayudar a nuestro país. Y es por esto que, en nuestro real y limitado contexto,
concebimos la siguiente iniciativa, “A Human Network”.
La
misma consiste en una red social sin computadoras, se refiere a un grupo de
jóvenes que entendiendo nuestro contexto, buscamos levantar nuestra voz, quejándonos del vicioso estilo de vida que
hoy impera, y trabajando por transformar la vida de aquel que vive
des-virtuosamente. No nos dirigimos a la sociedad, no perseguimos el descontextualizado
fin de dirigirnos a masas, sino a una única persona, aquella que tenemos justo
al lado.
Y
será a través del contacto directo, del
testimonio de una verdadera amistad, junto con actividades que persigan la
transformación del corazón, que nosotros los jóvenes venezolanos serviremos
verdaderamente a nuestro país.
La
vida de una persona goza de un valor incalculable e inaccesible de costear por
cualquier recurso que existe en esta Tierra; y es precisamente este fundamento
cristiano que inspira y justifica nuestra labor, delimitando claramente nuestro
fin: la plenitud de la vida de la persona.
Entre
muchas de la actividades que buscamos realizar: presentaremos el
enriquecimiento cultural, que enaltezca y potencia no solo la convivencia, sino
el sentido de la vida del hombre; enriquecimiento que lograremos a través del
cultivo, testimonio, e intercambio de las vivencia de las artes, (porque, qué más
natural para unir a los hombres que las raíces culturales comunes y el arte: La
experiencia y realización de obras de teatro, la lectura y discusión de grandes
autores, la alegría del compartir la música, etc.)
Labores
sociales que pongan en práctica la caridad, la mayor arma de trasformación
política y social que el mundo haya podido conocer jamás; que nos acerque a las diferentes latitudes
existenciales de aquellos que no han tenido tanta suerte como nosotros.
La redacción de escritos y proclamas que se
rebelen y demuestren la falsedad de los principios viciosos que rigen la vida,
y que son los responsables de tantos los pequeños como grandes crímenes por los
que nuestro país clama justicia.
Actos
públicos y la invasión de las redes sociales en donde nuestro mensaje se
potencia, y se haga frente ante las des-virtuosas concepciones a las que ya nos
hemos referido…entre muchas otras actividades.
Y
todo esto, se alimenta precisamente de la creatividad y el espíritu de la
juventud, que acompañados con los grandes ideales, siempre han sido aquellas
herramientas iniciadoras de los cambios que la sociedad, tímida y humillada por
las distintas opresiones, ha solicitado (pues solo hace falta recordar cómo los
jóvenes de la generación del ´28 o el movimiento estudiantil de 2007, ambos en Venezuela,
sacudieron a esta criolla nación).
Paper#1. Autores: Juan Altimari - Gianmarco Olivieri - Ramón Parra
- Tomás Rivero - Rafael T. Rodríguez
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